ente, nuestro pequeñín, se va intentando integrar en el núcleo familiar este extraño que hemos formado. Donde hay cariño y amor, ya se sabe... y este "nene" que no tiene un pelo de tonto, se arrima "al querer"
Puede observarse con qué desahogo se despacha con los juguetes de sus compañeros y va ya a beber al "bebedero" comunitario, como una más (que lo es, claro) ¡Es un gran chico!



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