Últimamente, he introducido a Rubén en una costumbre que para m í, es importante: tomar el té.
No es algo tan simple como colocar una taza más o menos bonita y una tetera con unas bolsas de infusión, no, se trata de u na idea más profunda.
Me gusta mi bandeja llena de latas de diferentes tipos de té: florales, negros, verdes, con y sin teína... todo formando parte de una mesa alegre, presidida por teteras bonitas y disfrutar de esta bebida en franca cordialidad.
Sí, os echo de menos ¿Qué pasa? Todos hemos compartido demasiadas cosas y, nos unen más de las que nos desunen.
No tienen idea, mis padres, lo que m e gustaría poder compartir eestos momentos. No hay tarde, en la que no piense lo mucho que les gustaría "ir a tomar el té a casa de la chica" ( "la chica, soy yo") y sorprenderles con sabores y aromas de países lejanos, echando unas risas alrededor de la mesa, comentando, por qué no, lo dura que es la vida a veces, el mal que rodea a un grupo de personas de un mismo sentir, cuando una enfermedad embarga... y hemos sufrido todos mucho y sé, porque lo sé, que seguimos sufriendo.
Sí, os echo de menos ¿Qué pasa? Todos hemos compartido demasiadas cosas y, nos unen más de las que nos desunen.
No tienen idea, mis padres, lo que m e gustaría poder compartir eestos momentos. No hay tarde, en la que no piense lo mucho que les gustaría "ir a tomar el té a casa de la chica" ( "la chica, soy yo") y sorprenderles con sabores y aromas de países lejanos, echando unas risas alrededor de la mesa, comentando, por qué no, lo dura que es la vida a veces, el mal que rodea a un grupo de personas de un mismo sentir, cuando una enfermedad embarga... y hemos sufrido todos mucho y sé, porque lo sé, que seguimos sufriendo.
He comprendido que no puedo estar sin ellos. Si esto es así, creo que también ocurre desde las otras personas. No puede ser, que tantos momentos de risas, de compartir, de formar parte de un todo, pese a que no nos guste muchas de nuestras cosas, no sea suficiente para volver a unir los trozos que quedan de una vajilla destrozada.
Yo estoy dispuesta a tender mi mano. Quiero compartir lo que tengo, que es poco, pero echo de menos aquellas reuniones llenas de comida y risas, tintos de verano, sardinitas y pinchos morunos. No hay nada mejor, que el hogar.
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