Hace ya dos días que Trufa se escapó por la ventana. Ya tenía ella ganas de marchar, ya.. Hacía bastante que no dejaba de mirar y maullar mirando por el balcón en el piso y, ahora, en un bajo, ya más accesible, viendo que tenía todas las posibilidades de correr por esos mundos, no dejaba de llorar a todas horas... lloraba sin cesar, con una tristeza infinita...
Feliz y resulta la hemos visto Rubén y yo, en una colonia de gatos cercana a casa y surge el dilema entre rescatarla de allí o dejarla vivir en libertad, junto a sus compañeros de especie.
Siempre pensé que los gatos, son de la calle, de modo que, con todo el dolor de mi corazón, ¿quién soy yo para ponerle barreras al campo? No puedo ver sus ojos, pero Rubén, me ha dicho que se la ve más dichosa de lo que nunca estuvo junto a noostros. Debe ser verdad porque cuando la hemos visto, no se acerca a más de un metro de distancia de nosotros.. nos mira, pero no se acerca. Le dejamos comida, y nada, no se acerca.
Hay una señora, que se acerca al lugar, para dejarles comida a diario a todos los gatitos que pululan por allí. Segun ella "tiene" varios y les alimenta con dedicación. Estará bien y si no lo está, la ventana sigue abierta, para que si así lo desea, regrese que nosotros, estaremos esperándola.
Darko, lo lleva mal, muy mal. Supongo que él no entiende por qué uno de nosotros, no está... de nuevo, otro miembro que ha partido hacia mejores y más divertidas peripecias, que es lo que tiene lo desconocido, que todo se antoja de lo más interesante para los ojos vírgenes de percepciones.
En un rincón de nuestra casa, una cuna, guarda celosamente, todo lo necesario para recibir a un nuevo "inquilino" ( ¿o quizàs nuevoS? ) Incluso, hemos hecho acopio de comederos pequeños "por si acá" bueno, en realidad, secretamente pensando en los posibles futuros cachorros de "nuestra niña" ¡quién sabe!
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