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Sutil, y no tan sutil, repaso por algunos pasajes de la vida cotidiana.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Una carta para Pablo Martín Ruiz, mi hijo menor

Mi amado Pablo:

No sé ni como empezar a esta carta. Es difícil y de hecho, no sé si al final, la publicaré. Son tantas cosas...

Hace dos años y medio que te arrancaron de mi lado. ¿Motivo? A día de hoy, lo desconozco pero esto, es lo de menos. Lo importante, és que llevo lo que para mí, es una eternidad sin compartir contigo el despertar de cada mañana, llevo tantos pañales sin cambiarte, que casi se me ha olvidado como era hacerlo y, bueno, lo que és aún peor, no veo tu crecimiento día a día. Querido Pablo, la vida és muy dura y con nosotros, se ha despachado bien a gusto. ¡Qué tristeza!

Aunque mi boca sonría, mi corazón llora amargamente, sí, tal y como se llora ante la pérdida de un ser amado ¿Acaso no me ha ocurrido esto a mí? ¿Acaso no ha sido exactamente tu pérdida lo que yo, he sufrido? Nadie, jamás, se dará cuenta del daño que nos han hecho separándonos pero, insisto, esto ya, no importa porque las cosas, las han dilatado tanto en el espacio - tiempo, que, no tiene sentido alguno la lucha por recuperarte porque al hacerlo, trayéndote a casa, lo que podría conseguir, és empeorar tu situación, que esto, SÍ que és lo IMPORTANTE y por lo que a partir de hoy, voy a luchar.

Sepas, hijo mío, que, ante todo, te amo con locura... a tí, sí y a tu hermano, Paquito. Sois mis mayores tesoros y me dejaría la misma vida por la vuestra porque sin vosotros, nada importa. Sois, hijos míos, la razón de mi exisitir y lo que mi corazón y mi razón demanda. así que, dejaré de ser una madre egoísta y haré lo que tengo que hacer, es momento de tomar las decisiones oportunas.

Es mi deseo, que, tú, Pablo, te quedes donde estás porque és donde están tratándote como te mereces, o eso creo. Según mi crieterio, debo dejarte en las manos expertas de los profesionales que saben como hacer frente a los problemas que tienes por tu discapacidad, por tu "Síndrome de Asperger" porque, sinceramente, yo, no soy capaz y no porque no quiera, si no porque yo, hijo, me estoy quedando ciega y, aunque no llegue finalmente a consumarse la ceguera, sí es cierto, que tengo un déficit muy importante, que me limita bastnate en mi funcionalidad y hacerme cargo tuyo, se hace una ardua tarea.

Pablo, tú cada vez eres más mayor. Pronto, tendrás 16 años y ya, eres todo un adolescente. A pesar que la mayoría de la gente, sale con aquello de "el niño no entiende" sí que lo haces, entiendes perfectamente, a tu forma, pero no se te escapa nada y esta difícil etapa de la vida, no iba a ser menos, de modo que, como cualquier joven de tu edad, también tienes tus problemas. Yo te comprendo y te entiendo.

Seguirás creciendo y te harás un hombre... un hombre, con toda la barba; barba que, hay que afeitar y recuerdo lo difícil que ya era de por sí, cortarte las uñitas... perdón, uñas, que ya eres casi un hombrecito. La vida, la edad, amorcito, hará que vivir, pase de ser una aventura a ser una lucha llena de obstáculos y, con la mano en el pecho, manteniendo toda la frialdad de la que puedo hacer acopio, confieso, no sé como lo haría.

Como para mí, eres tan importante, no voy a correr riesgos innecesarios para que te desestabilices, de modo que, no me entrometeré en tu andadura de tu existir. Permaneceré en un segundo plano, que no ajena, a todo lo que te ocurra, a las decisiones que, en tu propio beneficio, tomen por tí y por ello, voy a dejarte en mano de Protección de Menores y que sean ellos y la Administración en general, los que hagan de tí, una persona feliz, profeyéndote de lo que necesites para que seas todo lo feliz que tú te mereces. Yo, en la distancia, siempre estaré ojo avizor y pendiente que todo transcurra tal y como he previsto para tí.

También quiero en esta carta, dar las gracias. Primero de todo, a tí, por haber venido a este mundo a darme la lección que me has dado. Gracias por regalarme cada gesto, cada caricia, cada sonrisa... tus manitas, tu carita sonrosada por el sol. Gracias por dejarme atenderte en la enfermedad y en tu salud, gracias sobre todo, por amarme... esto será con lo que voy a quedarme, con tu amor generoso e incondicional.

Gracias a las personas que te han hecho que encuentres lo que necesitas solicitando ayuda para que tu madre, se relaje en el futuro y no pase el resto de sus años, en un sinvivir por lo que será de ti el día que yo falte o sea anciana o las fuerzas me fallen, o todo a la vez. Nunca dejaré de agradecer a todo el mundo, haber quitado de mi alma esta incertidumbre por tu futuro... gracias, de todo corazón a los responsables de tu bienestar porque he entendido que lo han hecho por tu bien, para que crezcas e, incluso, envejezcas, con la dignidad y los cuidados que yo deseo que te ofrezcan.

No, hay cosas que no puedo olvidar pero sí que he entendido, de modo que, generosamente, trataré de ir dejando atrás, la ira, el rencor y todos los malos pensamientos que se me van y se me vienen de tanto en tanto porque tú, mi querido hijo, vales mucho más que todo eso... tú, lo vales TODO.

Y ahora, mi amor, he de dejarte. Te diría mil y una cosas más pero ninguna de ellas, serían suficientes para plasmar en palabras un sentimiento de madre que me ha hecho mujer y ante todo, me han ayudado a ser persona.

Sé feliz, y, por favor, no te olvides de tu madre. Entiendo que podría haber hecho mejor las cosas pero te he cuidado todo lo mejor que he podido, por ello, mi conciencia descansa tranquila y serena.

Te amo profundamente, te amaré siempre... estarás en mi corazón y sonreiré porque no te he perdido, no, te he ganado y eso, siempre es un triunfo.

Tu amada madre.

Esperanza Ruiz Ruiz






2 comentarios:

  1. Las heridas del corazon tambien un dia dejan de sangrar, y es el momento de la espera, la calma, la cordura y la razon

    Amor mio, estoy contigo en todo cuanto decidas

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  2. Sí, mi amor, nosotros, ya hemos hecho todo cuanto en nuestras manos está. Ahora, es el tiempo de la reflexión y mantener las cabezas frías para que, juntos, llevemos a buen puerto nuestro proyec5o de futuro, hoy, una realidad ;feaciente.

    Las heridas, bueno, dejaron de sangrar tan abundantemente, ahora, cicatriza... lentamente... con pequeñas crisis que reavivan su dolor, pero estoy contenta puesto que la decisión tomada beneficiará a mi pequeño, nuestro ángel.

    Gracias, siempre gracias a ti, vida mía, por estar a mi lado y mirar hacia un mismo horizonte. ¡Te amo!

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