Titulo

Sutil, y no tan sutil, repaso por algunos pasajes de la vida cotidiana.

domingo, 15 de julio de 2012

Rumores de la Caleta. Isaac Albeniz.


No puedo pensar en mi niñez, sin pensar en esta Oda a Málaga tan maravillosa.

Obras que me han marcado, cosas muy personales e íntimas.


Schumann Album for the Young Op.68 No.22 Roundelay

The Harmonious Blacksmith by Handel (El Herrerazo Harmoniazazo)

Siempre admiré como mi padre tocaba esta pieza:


Por los años 70, ponían una serie que se llamaba "Guerra y Paz". En una escena, un hijo, llora la puerte de su padre y el mío, que tenía "muy mala baba" y le molaba ponernos a mis hermanos y a mí en plan sentimental, empezó el "come-come" de la siguiente manera:

- Chica, cuando yo me muera, ¿Tú te vas a acordar que tu padre te enseñó solfeo, piano, que te llevaba al Conservatorio, las partituras que hemos compartido, los momentos musicales que..? (y bla... bla... bla...)

A mí, que soy de lágrima fácil, se me puso el corazón como una alcachofa y lloraba en silencio, tratando de disimular ante mis padres que estaba echando por los ojos el mismísimo río Mississipi. ¡Un horror! y como él se daba cuenta, claro, más leña al mono y más carnaza sentimental para la niña.

Por entonces, creo qeu tendría unos 9, como mucho 10 años pero estas palabras, siempre me han marcado. Más que hacerme daño, me hacen hoy, consciente que, el tiempo se nos acaba a todos y sé que dentro de mi corazón y del suyo, siempre, compartiremos momentos como estos, donde había complicidad, risas y mucho estudio, pero me encantaba.

Bueno, no me encantaba tanto, en realidad pero los años han pasado y lo que entonces era un "machaque" de estudiar música, que me parecía que tocaba el piano a todas horas, a día de hoy, agradezco todo lo que sé a esos tiempos, a ese trabajo porque soy capaz de disfrutar la Música desde una perspectiva muy especial.

Y eso se lo tengo que agradecer a mis padres, que son mucho más tenaces que yo.

miércoles, 4 de julio de 2012

El Amor es lo más importante


Últimamente, he introducido a Rubén en una costumbre que para m í, es importante: tomar el té.

No es algo tan simple como colocar una taza más o menos bonita y una tetera con unas bolsas de infusión, no, se trata de u na idea más profunda.

Me gusta mi bandeja llena de latas de diferentes tipos de té: florales, negros, verdes, con y sin teína... todo formando parte de una mesa alegre, presidida por teteras bonitas y disfrutar de esta bebida en franca cordialidad.



Sí, os echo de menos ¿Qué pasa?  Todos hemos compartido demasiadas cosas y, nos unen más de las que nos desunen. 

No tienen idea, mis padres, lo que m e gustaría poder compartir eestos momentos. No hay tarde, en la que no piense lo mucho que les gustaría "ir a tomar el té a casa de la chica" ( "la chica, soy yo") y sorprenderles con sabores y aromas de países lejanos, echando unas risas alrededor de la mesa, comentando, por qué no, lo dura que es la vida a veces, el mal que rodea a un grupo de personas de un mismo sentir, cuando una enfermedad embarga... y hemos sufrido todos mucho y sé, porque lo sé, que seguimos sufriendo.


He comprendido que no puedo estar sin ellos. Si esto es así, creo que también ocurre desde las otras personas. No puede ser, que tantos momentos de risas, de compartir, de formar parte de un todo, pese a que no nos guste muchas de nuestras cosas, no sea suficiente para volver a unir los trozos que quedan de una vajilla destrozada. 

Yo estoy dispuesta a tender mi mano. Quiero compartir lo que tengo, que es poco, pero echo de menos aquellas reuniones llenas de comida y risas, tintos de verano, sardinitas y pinchos morunos. No hay nada mejor, que el hogar.

Queridos seres queridos


A veces, en la vida, vamos por caminos que, posiblemente los seres queridos, no acepten. Sin embargo, "fueraparte" que diría coloquialmente, de unas vanas diferencias, por otro lado, salvables, no hay duda que, en nuestra familia, a veces, hay un nexo en común por pequeño que este sea, que nos une.

Llevo díaspensando que va siendo hora de un acercamiento. Yo, creo que estoy preparada pero como me espero cualquier reproche o cualquier negativa, ésto me da miedo y mehace dar un paso atrás. En definitiva, quiero tender mis manos a los seres con los que he compartido la mayor parte de mi vida y que forman parte de ella.

A estas alturas, el perdón no lleva a ninguna parte. No quiero perdonar ni ser perdonada, solo quiero aceptar y ser aceptados, desde esta parte del equipo porque si bien, por una parte, forman un núcleo, por esta otra, también y al fin y al cabo, cada cual ha elegido el compartir con cada quién y solo nosotros, personas individuales, somos beneficiarios y perjudicados de nuestros actos y voluntades.

Hay que saltar muchas barreras. Hay que poner una venda en los ojos y no pensar en lo que "nos hemos hecho en un pasado" porque aquí, sufrir, hemos sufrido todos. Lamento profundamente el daño que he podido ocasionar, pero no tenía más remedio si quería sacar todo cuánto llevo dentro, o más bien llevaba porque a día de hoy, creo que no guardo rencor, al contrario, por mi parte, hay ganas de un reencuentro. No, yo tengo odios ni siquiera quiero ejercer más mi derecho al pataleo; ya he patataleado cuánto me hacía falta y ahora es tiempo de paz.

Somos todos ya maduros, incluso algunos, ancianos ¿qué sentido tiene mirar hacia otro lado y olvidar? ¡Nada! porque uno no puede dejar pasar quien es y quien son los suyos... además, hemos pasado tanto tiempo "a buenas" que hay más cosas positivas que compartimos que lo negativo. ¿Puede ser que ésto sea suficiente? Por mí, si.

Reitero, no hace falta un perdón, ni un lo siento, ni lamentarlo. No hay nada de lo que arrepentirse. Cada uno actúa según el momento y situación pero tenemos tantas cosas en común como para echar por tierra toda una vida.