¡Qué melancolía ha llenado mi alma al oir la megafonía! El metro transcurría su vaivén repetitivo y la voz mecánica anunciaba las paradas... ¡Urquinaona! He recordado tantas veces que hemos ido en pos de comida china a granel, hasta salirnos por las narices y casi congestionarnos, he recordado los paseos y las compras por Les Glories al pasar por la parada correspondiente y te he echado tanto de menos que el mundo me ha parecido inmenso, enorme, un gran agujero negro.
Sí, se que los kilómetros son salvables, sé que nuestros corazones laten a un mismo ritmo, pero... pero... son muchas cosas... son días muy especiales para Trufa que, por cierto, está preciosa, Darko está extrañamente nervioso y no me gustan las noticias que me das sobre él, siento que me necesitáis y siento que ahí, con vostros, seguiremos en un estancamiento sin salida del que hay que salir como sea. Yo, bueno, estoy bien, pero sin vosotros, no es vida, es bueno, sobrevivir, simplemente.
No basta con decir que os necesito y os añoro, es mucho más que eso, es NECESIDAD y me duelen, como tú dices, los brazos al no poder abrazarte, fuerte, muy fuerte, hasta casi hacerme daño en el pecho... coger a la gordita por su culito y quejarme de Darko aunque por las noeches le diga "anda ven" y él sube alegremente a la cama a dormir a mis pies. Esa rutina tan normal y mágica que hace la vida a tu lado simplemente feliz.
Te quiero, os quiero, nos queremos todos unojs a otros y nos necesitamos... todo esto, tiene, menos mal, fecha de caducidad, pero tarda tanto...
¡Te amo! Miles de besos para mi amor, que eres tú, miles de besos para los peques, miles, miles, miles... ¡ay, como duele la distancia!