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Sutil, y no tan sutil, repaso por algunos pasajes de la vida cotidiana.

viernes, 11 de diciembre de 2009

No sé que título poner

Hoy, se la he liado a Rubén en la calle, en pleno Paseo de Gracia. No se trata de un hecho aíslado, últimamente, estoy más irritable que de costumbre pero pienso que cuando mira a mis ojos, no me lee como antes y cuando hablo, mis palabras, aunque estén dichas de un modo tranquilo y sosegado, para él son como cuchillo hiriente.
Que le sigo amando, si, pero que me crispa los nervios, también. A veces, sus cosas, me ponen... Yo, quiero tener la casa limpia, quiero que no huela a animales, quiero que no haya pises, que esté todo en orden... quiero vivir con normalidad pero parece ser que tenemos el criterio este a miles de kilómetros de distancia.
Cuando llegamos de hacer algún recado, lo primero, es tirarse al correo electrónico, así arda Troya, para a continuación, jugar al "pececito" o al "Tamagochi" o cualquiero jueguecito que Facebook proponga con tal de "desconectar un ratito" con lo que todo el peso me lo llevo yo.
Como no quiero ser una desgraciada desagradecida, comentaré en honor a la verdad, que cocina de maravilla, lo que no sé si en estos momentos es bueno o malo, el caso, es que sentarse a la mesa cuando me llama, es un placer inenarrable. Lo malo es cuando asomas las narices a la "supercocina" (una tira de muebles puestos en fila en un pequeño y reducido pasillillo") Entonces, el mundo se me cae encima y digo para mí "?Qué he hecho yo para merecer esto? y callo y cierro la cocina por no ver. La verdad que con la vista mía, pues se me forma un amasijo ahí en ese habitáculo qu eno sé por donde echarle mano (Rni, ¡qué te echo de menos!) Ni que decir tiene, que a los muebles, puedes pegarte, pero no en sentido figurado, no, en el sentido literal de la palabra porque cuando yo, que soy la que medio agarra la cocina por banda (¿Dije cocina? bueno, vale, cocinilla) la verdad, no puedo, es que ¡NO PUEDO! quedarme a darle a los muebles. Todo lo más que hice, es pasarle el mocho de la fregona, eso sí, limpio, no el de quitar las mierdas de los bichines. Lo digo por mis posibles invitados a compartir mesa y mantel, bueno, mantel, no, solo mesa, que luego hay que lavary la lavadora no centrifuga, pero eso es otro capítulo de los desastres que espero se soluciones en cuanto llame al Servicio Técnico de la marca de la lavadora que, tiene solo dos semanas pero no me atrevo a cambiar a la tienda ("Mediamark, yo no soy tonto" no, que va) por temor a que sea parte de un montante de lavadoras defectuosas, ya que la vendedora puso mucho énfasis en la "Otsein>" que "es una marca muy de siempre con mucho éxito y que solo le quedaban ocho en stock"
La vendedora tiene que ser "Vendedora del mes" como poco, porque vaya la zorra como me la metió. Luego de llamar a la tienda, que decían que ellos no venían ni de coña a recogerla (ni de coña, lo agrego yo) van y nos remiten al Servicio Oficial, creo que con buen criterio por sus partes.
Se me ha vuelto a ir la olla pero es que a los vecinos del primero primera, los tengo "felices" claro que ya no sé si los del primero primera son el viejecito y familia o el sudamericano con el crío que me increpó en el portal. Como siempre, Rubén arbitró con acierto y lo dejamos en un "por favor por favor..." que si soy yo la perjudicada, es para ponerme una recortada en la nuez (las mujeres no tenemos nuez, creo)
Y como todo es "felicidad" a mi alrededor, por eso estoy aquí sentada, que no sé la hora que es pero lo que si sé es que tengo sed de cocacola, que "eso no engorda" el agua para los marranos ¡qué coño!
Como se ha de suponer, a mi pareja, le traigo feliz de la vida también. Todo se respira a ambiente navideño y el clima es simplemente, como no podía ser de otra forma, chirriante e irritante.
Mecano cantaba "Ya no puedo más y quiero salir pronto de aquí, ya no puedo más y quiero..." No veas la de veces, que he pensado en sacar la maleta de debajo de la cama, si, esa azul, que es grandecilla, meter algo de ropa y salir corriendo. Luego, entre que no tengo un chavo y no sé para donde tirar y que la maleta, probablemente, esté meada por la gata, me digo que para qué moverme y me acuesto. Sí, es más barato, aunque Rubén, piense que le doy la espalda y lo que no quiero es hablar. Lo que no quiero es herir, que es diferente porque llevo lo mío dentro y no quiero vomitarlo.
Sí, nadie es perfecto y yo menos pero Rubén tampoco, aunque a veces a mí me lo parezca. porque me mima, cuida y como digo arriba, cocina de vicio, detalle importante, aunque me deje todo hecho unos zorros. La digestión es de lo peor pero como cierro la puerta del habitáculo para no enterarme, aquí paz y después gloria.
¿¿Por dónde iba? No, no voy a poner verde a mi pareja. Primero porque en principio no tengo motivos y segundo que a nadie le importa mis pensamientos hacia la persona que comparte mi vida y otras tantas cosas más, sin embargo, no quiero dejar pasar de largo, el detalle que, en todos los sitios cuecen habas y no siempre es "amor mío, cuanto te quiero y otros etcéteras" No siempre, me apetece ir cogida de su mano para pasear y es más, me gustaría ver mejor para ser menos dependiente, aunque es algo extraño... No sé vivir sin él y eso aunque me jode, lo tengo que reconocer aunque a veces, tengo un "Ni contigo ni sin tí" dentro de mí, que para qué contarte.
Y creo que sería hora de irme a la cama. Allí están, Rubén, sus gafas (se ha quedado dormido con ellas puestas) Darko y Leo. No sé si Darko, se habrá hecho caca, como viene siendo costumbre tras comer (empieza a ser un clásico) pero lo que si he notado, antes de venirme aquí un ratín (ya llevo algo más del ratín) es que los perros, estaban super nerviosos y necesitaban salir, claro que, esta tarde ya han salido con el nuevo amiguito que tienen: un bulldog cuyo dueño quiere ser amigo de Rubén (¡puf! amistades a mí... aguita, aguita)
Otro día más carnaza. Por hoy, ha sido suficiente. El que haya sido capaz de aguantar este coñazo, es un héroe y ¡ah! aprovecharé desde aquí, la ocasión que me brinda "blogspot" para recordarte, Rubén, que el correo, no me llegó, aunque, eso ya, a estas alturas, da igual. En dos días pasan tantas cosas, que, pasa de moda hasta un correo.
Buenas noches y felices sueños y... antes de Pascuas, creo que volveré, digo yo.

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