Titulo

Sutil, y no tan sutil, repaso por algunos pasajes de la vida cotidiana.

martes, 13 de abril de 2010

... Que te vas para no volver

El domingo, 10 de abril, me vino la menstruación y el lunes, al día siguiente, casi había terminado.

Creo, que tendré que asumir el hecho que estoy entrando en la menopausia. Poco a poco, la regla, cada vez me dura menos y, sé que pronto llegará el día que no la ve más. Definitivamente, soy mayor. A lo mejor, por eso son las tres de la madrugada y no puedo dormir.

Hace nada, era una joven despreocupada, que no sin preocupaciones. Era como hoy, apasionada, pero me reía más. La vida, me ha dado no pocos varapalos y como esta noche, no podía dormir, he pensado.

¿Y en qué he pensado? La respuesta sería más bien en quienes he pensado. Me ha vneido a la memoria, retazos de mi vida... uno de los más relevantes, fue cuando falleció de cáncer la hija de Eladia. Ni siquiera soy capaz de acordarme de su nombre, pero si recuerdo el dolor cuando salía el féretro, tras el que iban su madre y sus hermanos, quizás también su padre, pero no recuerdo.

Me he acordado cuando aterrizamos por Fuengirola. Yo tendría unos seis años, y, con aquel pantaloncito azul y la camiseta amarilla del elefante en relivene, como me recuercordaba Cristina, "asalté" literalmnete, el tablero del "piso" tratando de integrarme en el mundo que formaban la propia Cristina y Araceli. Las tres nos haríamos inseparables. Ellas dos, oían pacientemente mis lecciones de piano y mirando fijamente el reloj, contábamos con que pasara una hora de estudio para volver a nuestros juegos... ¡qué tiempos!

Las bodas de las hijas de Pepa Lozano. Una tras otra, se fueron casando las hijas de una vecina que todos sus vástagos fueron femeninos. Recuerdo más profusamente, la boda de Mari (no sé "mariqué") A mi mente, viene la admiración de mi padre, hacia la hermana de Cristina, cuando ésta, Josefina, apareció en escena con un vestido rojo y unos zapatos negros, cerrados por el tobillo. La verdad, que estaba guapísima y lucía con gran garbo y salero sus tacones. Cristina, Araceli y yo, seguíamos siendo tres niñas que, entrando en la adolescencia, jugaban a ser mujeres, fumándonos hasta aquellos horripilantes "celtas emboquillaos" que íbamos pidiendo por ahí, a no ser, claro que, Cristina, sigilosamente, se "pillara" del cajón del tabaco de la tienda de sus padres, tabaco "decente". Por muy sigilosas que fuésemos, acaban sus padres dándose cuenta de la falta porque claro, no era solo la Cristi la que arramblaba con el cajón... eran más hermanos...

Me estaba acordando de todas mis vecinas de entonces y me pregunto que habrá sido de ellas, sobre todo, de las más mayores como Manola, la madre del Fernando, la misma Pepa Lozano, y me pongo muy triste pensando que algunas se habrán muerto, otras, serán muy viejas ya... otras, de la edad de mi madre, me pregunto como estarán, como si mi propia madre fuese aún joven.

Tengo,como no, en mi mente, a Paco Trinidad y como nos tuvo pendientes a todos los vecinos, algo dispersos ya, a su agonía que empezó en Nochebuena y acabó en el Día de Reyes del 92, año crucial para mí puesto que fui madre por primera vez.

A Paco Trinidad, le siguió la abuela de la Cristina y en aquel verano, el hijo de Eduardo Romero, el médico... Fue un año lleno de muchas cosas, algunas malas, otras trágicas y otras muy felices.

No solo me he hecho mayor, lo aplastante, es que soy una mujer madura; ni siquiera me cabe ya el término "madurita" que tan mal suena cuando tienes treinta y tantos, no, ya soy toda una señorona cuarentona y eso, no me lo va a quitar nadie y lo peor es que la alternativa a no cumplir los años, es aún peor.

Hoy miro a mi alrededor y mis hijos hoy, me recuerdan muchas cosas... Pablo, no se esconderá para fumar a escondidas, bueno, no le haría falta, pero no lo hará y no sé si para desgracia mía o dicha de él. Me ilusiono con que en su mundo él es feliz.

Su hermano, Francisco, fumaba a los 13. Hoy a sus 17, hace su incursión en el mundo de los adultos ¡adulto... Si es un niño! ¿Pero qué digo? No, no es un niño, ya es un hombre... joven, pero hombre. Solo espero que la Vida no le putee demasiado y sea feliz. Me alegra que esté con su novia, me alegra que en casa de la chica, le quieran y hagan de él lo que no logré yo: hacerle feliz., aunque sabe Dios que lo intenté.

Y vuelta con Pablo, en un par de días, cumplirá sus 15 años. Hace mucho tiempo, yo misma cumplía esa edad y se lo decía a Olivia camino del instituto: "Hoy es mi cumpleaños, cumplo 15" pero Olivia que era muy estudiada y aplicada me contstó de una forma que me dejó pensativa y en cierto modo me "chafó" el día "Dicen que cuando cumples los 15, todos los años van muy deprisa" y lamentablemente, no fue esta niña tan aplicada, con quien mi padre me compraba, la única que me lo dijo, no, pero lo peor, es que lo comprobé en mis carnes... vinieron los 16, con mi primer beso (que me dio un asco horroroso), llegaron los 17, los 18, 19 (y el sexo) y¡44!

Yo no podré celebrar con mi hijo su incipiente juventud y si esto sigue así, no sé que más me iré perdiendo. Un día más, me pregunto por qué las cosas son como son y yo no tengo a mi hijo, que tanto me necesita a mi lado... no entiendo las razones, no entiendo que mis padres, me hagan tanto daño... La vida me ha regalado puñaladas, pero la que me han dado mis padres, no tiene comparación.

Lloro sí, de pena, de recuerdos, del tiempo que pasó y lo que pudo haber sido y no fue. De toda una vida, que, siento haber desperdiciado en parte, de estar tan quemada, de ¡puf! mejor lo dejo por hoy...

Ahora que no tengo puesta la conexión a internet, me esperaré a mañana a subir este texto, el que no pienso ni repasar para no arrepentirme, creo que está bien subirlo así, salvaje, desde lo más hondo de mi ser...

Pero no quiero acabar por ahora sin un recuerdo a todas esas personas que no menciono aquí y que hicieron de mí, parte de la mujer que soy hoy. Todas las personas que han formado parte de mi vida, mi entorno, gente que he querido, apreciado o me han querido, apreciado e incluso envidiado pero ¿qué más dará eso a estas alturas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario