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Sutil, y no tan sutil, repaso por algunos pasajes de la vida cotidiana.

martes, 16 de noviembre de 2010

Mimo, grandes problemas, grandes dilemas

Hace un tiempo, recién llegados a Barcelona, Rubén y yo, teníamos muchas ganas de tener un gatito. En diversas ocasiones, una panadera del pueblo, nos ofreció un gatito negro pero la promesa nunca se cumplió y eso que ya nos daba igual el color, pero había demanda de gatos porque la gente los buscabas por si los ratones...

En nuestra búsqueda de gato, ilusionadísimos, buscamos un nombre: "Mimo" y tanto daba que fuese gato o gata, se llamaría así.

Llegamos a Torrejón de Ardoz y allí se presentó la ocasión de adoptar al cachorrito de gato llamada "Mimo" nuestra querida gatita que por aquel entonces, no era más que un puñado de pelo mal puesto y dos antenas parabólicas que adornaban su cabeza, por cuyo alrededor, asomaban unas patitas diminutas.

"Mimo" al igual que los demás animales que iban y venían por casa, se crió con todo el amor del mundo. Jamás le faltó atención médica, ni su comida a punto, su agua fresca y todo el cariño del mundo, sin embargo, ella no era del todo cariñosa, precisamente, con nosotros en nigún momento pese a que con los demás, siempr eha sido compañera de juegos y travesuras y parecía alegre y feliz.

De cachorro, tomó la costumbre de lamer mis lóbulos de las orejas como si fuera una mama. Suponemos que era porque se quedó demasiado pronto sin su mamá y le quedó esa frustración que suplía conmigo... suplía y suple porque cuando está estresada, se tira a mis orejas hasta dormirse... lejos de mí y solo en ese instnate de "lameteo orejil" mi gatita está verdaderamente contenta y lanza un "carretazo" enorme... vamos, el placer felino, que le llaman.

Salvo en el momento narrado, no recuerdo haber oído a "Mimo" ronear en otras ocasiones, ni siquiera cuadno está calentita encima del edredón para dormirse... ¡nunca! y a medida que pasan los meses, la joven felina, se hace cada vez más arisca, se aleja más de nosotros... sí, sí, ya sé, que los gatos, no son especialmente cariñosos, pero he visto alguno y sé como se comportan y "Mimo" es extraña, diferente, no és como los demás gatos... és uraña, pero lo és con todos los humanos, que, salvo algún caso aíslado, no se acerca a nadie y encima tiene siempre mucho miedo de lo desconocido, lo que la hace más que desconfiada.

Como se ve, con "Mimo" acertamos con el nombre e hicimos pleno.

La "niña" tiene además celo recurrente, lo que agrava más la cosa, ya que semana sí y días de descanso y semana también (en este orden) se cela con lo que la pobre lo pasa fatl. Si no la hemos esterilizado a día de hoy, és precisamente porque no descansa prácticamente entre celo y celo y vivimos viéndola sufrir y arrastrarse y no poder más...

Y para rematar, lleva meses... muchos meses, de hecho, casi desde que recuerde, meándose en la cama. No puedo poner una sábana limpia, que viene ella y la orina.... y es que ya no és eso porque para colmo de males, hace el pipí encima de una almohada, la llena toda, sábana y funda de colchón... No puedo poner una colcha, no puedo poner mantas, no puedo poner más nada en la cama porque lo mea.

He probado haciendo la cama, por si acaso y ¡también! de hecho, pensábamos que Leo estaba empeorando porque se ponìa encima de la meada e imaginábamos que se lo hacía él y no se daba cuenta... hasta que lo que vimos, nos dejó estupefactos: Tras una de las meadas de doña "Mimo" Leo se colocó encima para ¡taparla!

El gasto de detergente, agua, luz y demás molestias, se nota... porque son varias las lavadoras que han de caer al día, ya que hay noches, que también lo hace cuando estamos abrigados en la cama.... ¿Que duerma fuera? También lo hemos hecho, pero cuando sale, está más enfadada y se ensaña con la cama...

Y así pasan los días... y por cierto, me toca cambiar las sábanas... otra vez, así que mañana sin falta, pediremos hora al veterinario. ¿Y si mi gata tiene dolor? ¿Qué le pasa a "Mimo"? Cuando veamos al veterinario, nos sentaremos y tomaremos decisiones, mientras tanto, resignación.

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